viernes, 26 de abril de 2024

INVIERNO



                                                               





                                                                 Murió la noche,

estéril, sin ingenio, sin latidos,

sin palabras para un verso;

estoy febril por alumbrar esa rima de piedra

que me martillea la sien dejándome casi muerta.


Ha amanecido, 

la naturaleza hiberna inmóvil, muda

de un blanco deslumbrante en el luz de mi ventana.


Una a una, un carámbano destila gotas heladas,

 necesito beber esa agua curativa;

 y, luego, herir el cielo con mi navaja, 

tomar la tinta de su linfa

y escribir un poema

que caliente y abrigue el invierno de este mundo.



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